Poner en orden tu vida después o a través de adversidad no es fácil. Es una revolución de pensamientos y sentimientos. Escribí este post en uno de esos días.
PACIENCIA NO ES LO MISMO QUE PASIVIDAD.
Hoy me digo eso, porque creo necesitarlo. En estas primeras semanas del año he estado haciendo planes con el ojo puesto en mis objetivos: viajar, un blog, escuela, tramitar mi incapacidad laboral, la mastectomía y reconstrucción. Y todo parece como que cuelga en el aire. Porque en el proceso, tengo que tratar con otras personas, acomodarme a otras agendas, hablar con médicos, arreglar escuelas. De cita en cita van pasando las semanas. Y yo, en un día como hoy, en que no veo avances, oscilo entre asumir la espera con sentimiento de culpa y el impulso de hacer algo, lo que sea; también con sentimiento de culpa.
TIK | Hacer algo. Tomar una decisión. Reservar el primer viaje, comprar el sitio web. Me pregunto cómo es posible que todas las cosas estén en pendiente. A otros les pasa lo mismo? O es el universo diciéndome algo? Soy yo la que tiene que poner las cosas en movimiento, echar a andar la maquinaria. Sí, no?

TOK | Pero… y si tomo una mala decisión? Por impulsiva… Hay que tener paciencia para que maduren las cosas, como frutas. Todo tiene su tiempo.
TIK | Pero siento que en estos últimos años se ha hecho evidente mi poca eficacia al cumplir mis objetivos. Otras personas sólo planean un viaje, y ya. Se cambian de trabajo, y ya. Programan una cita, y ya. Y a mí se me enreda todo.
TOK | Y al escribir estas líneas pienso. El punto clave es persistir en estos tiempos inseguros. Respirar y seguir. Solo seguir actuando, recordando el por qué, los dichosos objetivos. Pero aceptando el ritmo propio de las cosas. Para que maduren.