EL DÍA QUE CONOCÍ A OMAR, YA CASI NO LO CONOZCO. FUE PURA CASUALIDAD QUE MI MIRADA CAYERA EN SU TALLER JUSTO CUANDO YA HABÍA DECIDIDO RENDIRME A LA DEBILIDAD CAUSADA POR EL TRATAMIENTO ANTICANCERIGENO – AL FIN YA HABÍA VISTO SUFICIENTES TALLERES Y ARTESANÍAS DE BARRO NEGRO. PERO ESA CASA DE LA ESQUINA, TOTALMENTE PINTADA DE NEGRO, PICÓ MI CURIOSIDAD. ¿CÓMO NO LA HABÍA VISTO ANTES? ASÍ QUE DECIDÍ ENTRAR. ESA VISITA ESTUVO MARCADA POR LA CURIOSIDAD Y ME DESPERTÓ LA MENTE. CONOCÍ A ALGUIEN QUE TODO LO VE CON OJOS NUEVOS. IMPULSADO POR EL AMOR A SU TRABAJO Y A LAS NUEVAS IDEAS. OMAR ELEVA SU LEGADO ANCESTRAL AL NIVEL DE ARTE.
La historia de Omar
Era mediodía en San Bartolo Coyotepec, el pueblo era azotado por el sol abrasador y el polvo. Mi amiga Tania, Fer y yo ya habíamos recorrido varios talleres con las típicas artesanías de barro negro de Oaxaca. Yo débil debido a la anemia extrema causada por el tratamiento; me chocaba admitir que tenía que abandonar la visita para ir a comer y descansar. Me consolé pensando: “da igual, al fin que ya había visto suficientes talleres y barro negro por hoy”… Justo cuando estábamos a punto de ir a almorzar antes de irnos, noté una casa completamente pintada de negro en la esquina opuesta. A todas luces, era un taller que no habíamos visto antes. . .
Al entrar, fue como redescubrir el barro negro. Los diseños eran una reinvención; todo era especial. “Estás de acuerdo en que esto no es típico, es diseño”, me dijo Tania. Cuanto más avanzábamos, más crecía nuestra impresión: las formas eran más atrevidas, los tamaños más grandes, los diseños más creativos. Incluso la manera de usar el barro era diferente: lo veía en paredes, pisos, cuadros y hasta urnas.
En ese momento, un joven pasó apurado; era Omar Fabián, uno de los tres hermanos dueños del taller y el autor de esas innovaciones.
Mi curiosidad estaba más que despierta, así que decidí hacerle una pregunta, que dio pie a una conversación inspiradora:
“En los años que llevo comprando barro negro, nunca había visto que se aplicara de esta manera. ¿Son tus ideas?”
Al principio, él fue muy cortés, pero parecía poco interesado. “Gracias”, respondió, un poco sorprendido, “sí, son mis diseños”.
“Esto va más allá de lo tradicional. ¿Qué te ha llevado hasta aquí?”
Noté que ahora sí había captado su atención, quizá porque percibió que mi interés era genuino. Y entonces empezó la conversación. Me habló del legado de su familia, con más de tres generaciones de artesanos de barro negro. También de sus estudios de diseño en la Universidad de Oaxaca. De cómo combinó su herencia, sus conocimientos y su curiosidad por desafiar los límites de “lo posible”. Respetando las enseñanzas de generaciones de artesanos, mejoró la calidad de los acabados y aplicó sus estudios de diseño para crear nuevas formas. Experimentó con técnicas, formatos y aplicaciones innovadoras.
Llevando ideas a realidad
Así ha contribuido al desarrollo del taller familiar. A medida que crecía como artesano, también lo hacían los proyectos que emprendía. “Empecé a aceptar propuestas de hoteles, restaurantes y museos que me pedían, por ejemplo, una instalación mural de hormigas gigantes, un nicho grande decorado con mariposas en vuelo, o una barra de hotel con ‘azulejos’ geométricos”. El reto no era solo el diseño visual. ¿Cómo llevas esas ideas a la realidad? El barro negro es frágil, pero las formas delicadas deben soportar la instalación, el transporte y las variaciones de temperatura. Esos nuevos requisitos me han llevado a experimentar con técnicas y formas novedosas”.
Explorando límites
No pude evitar ver el paralelo con los altibajos de vivir frente a la adversidad, algo que yo misma he experimentado desde mi diagnóstico de cáncer. De repente, te encuentras en una situación inesperada que te obliga a desarrollar nuevas habilidades. Y para lograrlo, tienes que recurrir tanto a lo que te han enseñado como a lo que has aprendido por tu cuenta.
“No todo puede salir perfecto. Volver a hacer, volver a intentar, hasta que salga.” Omar Fabián
Omar también enfrenta momentos de dificultad, que generan incertidumbre. Sin embargo, se percibe un impulso en él, una confianza en el futuro. Tal vez, es la confianza en su capacidad de moverse en la incertidumbre y encontrar soluciones, de generar nuevas ideas. Su amor por el oficio ancestral heredado y su creatividad son su fuerza. Aunque él no lo diga explícitamente, pero se le nota.
Con agua y unos mezcales de por medio, Omar y yo compartimos experiencias y concluimos que así seguiremos. Enfrentando el temor, con confianza. Podrás estar triste o cansado por momentos, pero en el fondo no tienes miedo. Sabes que la solución viene, confías en la fuerza que te mueve.
Esa fuerza no es grandiosa, como la conversación con Omar bien me recuerda. Se manifiesta de forma sencilla, como saber ver el mundo con un par de ojos nuevos. Igual que hacen los niños. Ahora entiendo que ese día, Omar reconoció en mi curiosidad la suya propia, la misma que parece impulsarlo en todo lo que hace.
Ahora dime, ¿qué te ayuda en tiempos de inseguridad? ¿Reconoces la fuerza creativa en tu vida?
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Si no reconoces esta dichosa Fuerza Vital en tu propia vida, o sientes que la perdiste de vista en el camino:
Dime. Estoy a un mensaje de distancia sin importar donde vives.