MASTECTOMIA: PARA MI UNA FACIL DECISION, AUNQUE DE COMPLEJOS EFECTOS. ES QUE AFECTA EL CUERPO, LA MENTE Y EL ALMA. EN ESTAS SEMANAS, MIENTRAS ME RECUPERO, ESCRIBO LO QUE VOY VIVIENDO, ASI COMO VA SALIENDO. HOY QUIERO HABLAR DE LA TRANSFORMACION DEL CUERPO, PERO DE UNA MANERA DISTINTA, CASI METAFÓRICA. Y TAN INTIMA QUE LAS PALABRAS FLUYEN EN MI LENGUA MATERNA.
Origen – la explosión interior
El cambio comenzó en el interior, con una explosión de mis células inquietas, aceleradas por quién sabe que cruel estrés – y la predisposición heredada -. Se desató un crecimiento caótico en mis entrañas. Veloz. Células en pánico.
Hablé con ellas para calmarlas. Llegaron los pensamientos de amigos desde todas las esquinas del mundo. Llegaron los medicamentos y las terapias. Los bisturíes precisos. El cáncer se retiró. Los pronósticos contemplan su posible regreso a largo o a corto plazo. Yo lo afrento. Espero que no vuelva. Que mi cuerpo se mantenga alerta, sí, pero fuerte y limpio, siguiendo su ritmo natural, libre de sobresaltos.
Evolución – la transformación exterior
Mi cuerpo ha evolucionado: primero desde adentro – fuera mi útero y ovarios – quedando como testigo la línea del tajo desde mi corazón hasta mi vientre. Ahora, las montañas de mis senos se han allanado, dejando trazos del bisturí y un vacío a cada lado de mi pecho. Aún frescos.
hay que tener agallas para ser testigo de mi propia transformación
con los ojos bien abiertos.
La definición del cuerpo
Mis formas han cambiado. Mi cuerpo es impreciso, aún no se define por completo. Y, lo confieso, hay que tener agallas para ser testigo de mi propia transformación con los ojos bien abiertos. Y cariño por este cuerpo; para seguir encontrando lo bonito y lo bueno, lo fuerte.
Para que encuentre sus nuevas formas: con los pies bien plantados en la vida. El corazón ligero. Y la cabeza llena del universo.
Este es el tercer capítulo en una serie sobre el impacto de mi mastectomía, de cuerpo a espíritu. Cada semana publico uno nuevo, en este mes de recuperación postoperatoria.